Esta frase de Lacan1, que encontramos en "El atolondradicho"de 1973, originó una perplejidad general tanto en el campo psicoanalítico como fuera de él. Sin embargo, es un enunciado efectuado por Lacan en su Seminario La lógica del fantasma3 de 1966, no hay acto sexual y no puede haber satisfacción sexual.
Esta frase perturbadora de 1973, conocida hoy por un público mucho más extenso sigue interrogándonos, incluso al mundo analítico.
No debería sorprendernos que esta frase esté en el centro de un Congreso mundial de psicoanálisis ya que llama a nuevas interpretaciones
En El Seminario Aún, de 1972, un año antes del "El atolondradicho", Lacan dice lo siguiente:

[…] pues enuncio que el discurso analítico no se sostiene sino con el enunciado de que no hay relación sexual, de que es imposible formularla. Esto es lo que sostiene el avance del discurso analítico, y por allí es como determina cuál es realmente el estatuto de todos los demás discursos4.

El enunciado "no hay relación sexual" se plantea como una condición del discurso analítico y como consecuencia, de todo discurso.
La imposibilidad del encuentro de goce de los cuerpos entre el hombre y la mujer que retoma Lacan en Aún, precisa lo que anticipa en El Seminario 14 sobre la inconmensurabilidad entre significante y goce (St. y objeto a). En nuestro mundo contemporáneo, la negación de esta inconmensurabilidad hace conveniente rexaminar esta frase.
En El Seminario 14 Lacan dice: "No hay acto sexual, […] el inconsciente no cesa de gritarlo a todo pulmón"5. Lo grita, pero ¿en qué medida es escuchado? En nuestro mundo, todo indica una negación del inconsciente. Y la negación del inconsciente se traduce principalmente por la voluntad feroz de hacer que exista la relación sexual por todos los medios.
De nuestros dos años de reflexión sobre este tema, me gustaría proponer tres vías de trabajo, entre muchas otras, que se han de seguir:
– La transición de los géneros.
– La pulsión mortífera.
– El objeto en lugar del órgano.
Estos son los tres modos principales, en mi opinión, de tratar de hacer que la relación sexual exista en el tiempo presente.
Jacques-Alain Miller nos da una vez más la vía gracias a la cual definir al nuevo cogito: el dico "yo digo lo que soy" o "soy lo que digo", viene al lugar del cogito cartesiano: "Pienso, luego soy".
El dico niega la división fundamental, la separación entre el pensamiento y el ser o, dicho de otra manera, entre el significante y el goce.
Este nuevo dico, "soy lo que digo" permite creer y hacer creer que la relación sexual existe.

La primera pista, la transexualidad, es decir la elección "libre" de género y del modo de goce, responde perfectamente al nuevo diccionario: basta decir que se es hombre para convertirse en uno. Pero cambiar de cuerpo no es cambiar de goce, lo verificamos en la clínica todos los días. En ciertos casos se observan los efectos melancólicos que surgen, pues el cambio corporal de género no resuelve la cuestión de la imposibilidad del goce sexual entre un hombre y una mujer. Decir: "soy mujer o soy hombre" no basta para convertirse en uno.
Una señal lo indica: muchos jóvenes en transición no tienen ninguna dificultad con su cuerpo, lo modifican hasta cambiarlo a veces completamente, están satisfechos en la gran mayoría de los casos.
Pero, ¿qué hacen con él? Hemos podido notar que muchos de ellos no mantienen relaciones sexuales. Y se les dificulta acercarse al cuerpo del otro y no saben qué hacer con él. No saben a quién dirigir su deseo, si acaso tienen uno. Excepto en algunos casos, aquellos que hacen de su trabajo, un trabajo de acompañante o de trabajador sexual. La mayoría no tiene vida sexual. Podemos pensar que la negación de la no-relación sexual, vuelve por la ventana.
La segunda pista que titulé la pulsión mortífera, viene a recordar el estado de nuestro mundo y su maldad invasora, pero tenemos que señalar aquí que es muy a menudo la maldad del Uno-solo que juega su partida.
Es cada vez menos una pulsión de grupo, una pulsión política; lo que se juega es el ejercicio solitario de la pulsión de muerte.
Pienso que es esencial recordar esta frase de Lacan en su texto publicado en Ornicar? de 1979:

La relación sexual, no la hay, pero eso no va de suyo. No la hay, excepto incestuosa. Es muy exactamente lo que avanzó Freud, no la hay, salvo incestuosa o asesina. El mito de Edipo designa eso, que la única persona con la cual uno tiene ganas de acostarse, es su madre, y que al padre, se lo mata6.

Se lo asesinaba simbólicamente claro, cuando era consistente simbólicamente. Pero hoy matar al padre simbólicamente, ¿qué quiere decir?
Me parece que podríamos reflexionar sobre la tendencia actual de hacer existir la relación sexual, ya no es matar al padre en lo simbólico sino en lo real, de ahí los sufrimientos de nuestro mundo.
La tercera pista: el objeto en lugar del órgano. El hombre se enfrenta a otro real que Lacan aborda en el seminario sobre La angustia: la inevitable detumescencia del órgano peneano, un real que detiene la satisfacción del goce sexual.
Durante del coito, el sujeto no puede realmente poseer el cuerpo que abraza. Tan pronto como alcanza el goce, la satisfacción se detiene. ¡Instante de gozar!
El hombre frente a este momento de desvanecimiento pierde no solo su instrumento sino también al tercer elemento de la relación de pareja (al pene y al falo).
Una "solución" para evitar este real parece perfilarse hoy, entre varias. En la actualidad el falo es remplazado cada vez más por los objetos del plus-de-gozar para los cuales la detumescencia no es convocada. J.-A. Miller aborda esta cuestión en "El inconsciente y el cuerpo hablante"7 con la acrecencia del porno que cada vez más pone en juego el goce del objeto más que del órgano fálico: los múltiples objetos del plus-de-gozar permiten escapar del inconveniente real del órgano y así creer en la relación sexual.

¡He aquí las tres pistas! Hay muchas más.
Mi intención en los próximos dos años será trabajar para intentar delimitar cómo la clínica contemporánea podría definirse como una clínica que pretende contradecir/infringir la no-relación sexual.

[1] Texto presentado al final del último Congreso de la AMP 2024 como introducción al tema del próximo Congreso de la AMP 2026.
[2] Lacan, J., "El atolondradicho", Otros escritos, Buenos Aires, Paidós, 2021, p. 488.
[3] Lacan, J., El Seminario, Libro 14, La lógica del fantasma, Buenos Aires, Paidós, 2023.
[4] Lacan, J., El Seminario, Libro 20, Aún, Buenos Aires, Paidós, 2008, pp. 16-17.
[5] Lacan, J., El Seminario, Libro 14, La lógica del fantasma, op. cit., p. 219.
[6] Lacan, J., "Hacia un significante nuevo", Revista Lacaniana de Psicoanálisis, nº   25, Buenos Aires, Grama ediciones, 2018, p. 13.
[7] Miller, J.-A., "El inconsciente y el cuerpo hablante", Scilicet: El cuerpo hablante. Sobre el inconsciente en el siglo XXI, Buenos Aires, Grama ediciones, 2015, p. 21.

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