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Lolo & Sosaku son una pareja artística argentino/japonesa. Trabajan en su taller de Hospitalet –antiguo barrio industrial del extrarradio de Barcelona convertido en Distrito Cultural– experimentando con el sonido, el trazo, las formas, el movimiento.

En apariencia son un dúo. Pero, como ellos bien lo explican, son dos más un tercer agente: los múltiples objetos que inventan y que son los encargados de "dar el sonido final, el trazo final".1 Objetos que Lolo & Sosaku han ido transformando por ciclos en sus veinte años de trabajo hasta llegar a las máquinas actuales y que, a la vez, delinean una continuidad por su valor instrumental aleatorio. Usando estos objetos, tanto en el campo visual como sonoro, hacen evidente una investigación persistente sobre el impacto, el golpe, lo que percute, las marcas accidentales y sus efectos.

Lolo & Sosaku construyen y activan circuitos de máquinas que no buscan la eficiencia del funcionamiento ni su armonía. Paradójicamente, crean las condiciones de posibilidad y alientan lo que no anda, afirmando que "el error es bienvenido". Así en Painting Machines, por más que cada motor y mecanismo marque un movimiento repetitivo, introducen lo aleatorio con la fragilidad, lo precario de los materiales y su equilibrio y, en consecuencia, somos espectadores de una escenificación de la belleza de lo fallido en acto.

En sus performances sonoras las máquinas se multiplican y se superponen, alejándose de la melodía y de los beats invariables del techno de ordenador. Si bien Lolo & Sosaku están en el centro del cuadro accionando los motores, abdican del control cuando aparecen las fricciones y resonancias entre las máquinas y ya no saben lo que sucede con los sonidos. Surge entonces lo que ellos llaman "el lenguaje de las máquinas". Sonidos nuevos que los sorprenden cada vez; como ejemplo, en una performance en Berlín un motor comenzó a sonar como una cantante de ópera. Por lo tanto, sus intervenciones artísticas se acoplan a la propuesta de las máquinas y actúan como otros elementos aleatorios para explorar sonidos por medio del caos, manteniendo a distancia la ilusión de control y la presencia de lo intencional.

Lolo & Sosaku toman el desafío que implica la incertidumbre y el tiempo del instante para inventar una práctica poética con las máquinas por fuera del sentido, orientada por la contingencia y lo fallido. Su obra se nos revela entonces como contrapunto del uso de la máquina que hace el cientificismo tecnológico contemporáneo –basado en el algoritmo, la predicción y la optimización– para suturar cualquier indicio de singularidad de goce y de agujero en el saber, agujero que nos remite al aforismo No hay relación sexual sobre el que conversaremos en el próximo Congreso.

[1]  Los entrecomillados son palabras textuales de Lolo & Sosaku durante la conversación en su taller en marzo de 2025.